La acción coordinada de todos los elementos grafomotores desencadena una serie de actividades que debidamente reiteradas, se convierten en habilidades: son las habilidades grafomotoras.
Se refieren principalmente a las destrezas que deben ir consiguiendo los segmentos superiores: el brazo. Ias manos y los dedos sobre todo. Estas destrezas suponen una motricidad fina adecuada y por tanto que el estadio de la viviencia global del cuerpo, vaya dando paso al estadio de las vivencias segmentarias.
Pero si hay algo importante que destacar en este aspecto es precisamente que la correcta consecución de las habilidades grafomotoras pasa por una serie de fases en las cuales no se puede confundir la actividad con el objetivo final.
Evidentemente podemos observar este proceso:
1ª Fase: Manipulación de las manos y de los dedos de forma lúdica.
2ª Fase: Consecución de destreza y habilidades.
3ª Fase: Coordinación de los movimientos y gestos hábiles.
4a Fase: Instrumentalización de los resultados en función de otros objetivos: el grafismo, la escritura.
Si desglosamos en varios apartados las habilidades grafomotoras, observamos los aspectos siguientes que tipifican su desarrollo e incardinación habituada en el niño.
1. EL ADIESTRAMIENTO DE LAS YEMAS DE LOS DEDOS
Sabemos que la sensibilidad digital tiene uno de los máximos exponentes activos en las yemas de los dedos. Las yemas de los dedos son como los ojos de las manos. Con ellas podemos reconocer al tacto y distinguir perfectamente formas, texturas, grosores, tamaños. Con ellas acumulamos en nuestro cerebro las sensaciones más sutiles: frío, templado, caliente, húmedo, mojado, seco. Con ellas dominamos poco a poco los instrumentos, los objetos.
Las yemas de los dedos necesitan adiestrarse para conseguir esta sensibilidad, fortalecerse para utilizar su fuerza, y relajarse para obtener tonicidad.
Las actividades tipo que trabajan esta actividad grafomotora son muy diversas. En las dos primeras fases de manipulación y destreza son necesarias actividades globales y poco diferenciadas: modelar, rasgar. En las fases siguientes se necesitan ya actividades específicas: tecleos, movimientos propios de cada dedo, especialmente los que deben adiestrarse con mayor precisión: pulgar, índice, medio.
2. LA PRENSIÓN Y LA PRESIÓN DEL INSTRUMENTO
Esta habilidad va encaminada directamente a elaborar los reflejos grafomotores que permiten coger un instrumento para manejarlo y por otra parte dominar el pulso para graduar la presión que se ejerce con él.
Existen fundamentalmente tres actividades tipo que adecuadamente graduadas y diversificadas permiten conseguir este objetivo. Me refiero a las de picado, cortado y cosido.
Es conveniente darse cuenta de que utilizar estas actividades para la elaboración de una habilidad grafomotriz, está muy lejos de la práctica asistemática u ornamental que a veces se hace de las mismas.
El picado y el cortado programados de forma sistematizada constituyen las técnicas instrumentales más eficaces para conseguir las independencias segmentarias más finas: mano, dedos, y para obtener un dominio del pulso que haga posible la fluidez del trazado. Hay que tener en cuenta, no obstante, que debido a su complejidad neurológica, su práctica ha de ser controlada por un límite de tiempo, nunca superior a los treinta minutos, y una frecuencia no mayor a la semanal.
3. EL DOMINIO DE LA MANO
La mano debe estar relajada para cualquier actividad grafomotriz. Una mano tensa bloquea los reflejos neuromotores que deben establecerse, obligando a los movimientos a hacerse completamente rígidos y distorsionados, y por tanto a perjudicar las formas de las grafías.
El niño, ya desde muy pequeño, juega con sus manos. En los primeros años de su escolarización esta actividad lúdica se convierte en un centro de interés extraordinario que debe ser potenciado en toda su amplitud.
Los movimientos de las manos pueden llenarse de significado si se utilizan como expresión gestual de elementos narrativos verbales. En este caso el niño comienza a jugar con significantes y significados lingüísticos, repitiendo su proceso de adquisición de la lengua materna. Este punto de referencia es básico porque atañe a la totalidad del lenguaje y se encadena con procesos anteriores hechos por el niño, que ahora repite en estadios superiores de significación.
4. LA DISOCIACIÓN DE AMBAS MANOS
Disociar las manos es ya especializar las coordinaciones. La escritura exije una correcta disociación de la mano-instrumental respecto a la mano-soporte.
Pero esta habilidad es muy difícil de conseguir. Por eso se precisa una progresión muy afinada de las actividades tipo que se vayan a programar, y sobre todo el trabajo corto y frecuente sobre las mismas, más que el prolongado y distante.
Al mismo tiempo, las motivaciones lúdicas o musicales son imprescindibles para obtener agilidad y corrección.
5. LA DESINHIBICIÓN DE LOS DEDOS
La especificación de las habilidades grafomotoras que estamos relatando son, en suma, la concreción clara del proceso desinhibición-inhibición.
En cada una de ellas estas dos dimensiones se han tenido en cuenta. Pero es importante llegar a una mayor desinhibición de los dedos, porque podríamos decir que son los instrumentos más inmediatos en la actividad grafomotriz.
Desinhibir los dedos significa que tengan consistencia en sí mismos, que adquieran agilidad y que pueda vivirlos el niño como una parte importante de su cuerpo, con la cual podrá realizar miles de actividades finas. Una de ellas es la escritura que le permitirá comunicarse.
6. LA SEPARACIÓN DIGITAL
Los movimientos de separación de los dedos son especialmente necesarios para vivenciar sus posibilidades y sus limitaciones. La separación longitudinal y la separación transversal tienen como objeto conseguir este objetivo.
Más tarde, el niño puede instrumentalizar esta habilidad mediante la expresión gestual. Pero en todo momento se asegura una buena movilidad digital para la consecución grafomotora.
7. LA COORDINACIÓN GENERAL MANOS-DEDOS
Todas las habilidades grafomotoras deben llegar a una perfecta coordinación de las manos y los dedos y a conseguir la tonicidad necesaria para inhibir unos músculos mientras los otros están relajados.
La coordinación hace posible que se lleguen a instrumentalizar todas las habilidades en función de la actividad grafomotora o en función de cualquier otra actividad manual.
La coordinación lleva a la armonía de los movimientos y por lo tanto obtiene como resultado la fluidez y la personalización del grafismo que son elementos esenciales para poder llegar a una seguridad en la comunicación escrita.
(Sacado del libro “Grafomotricidad. Enciclopedia del Desarrollo de los Procesos Grafomotores” de María Dolores Rius Estrada)
Todos los ejercicios para trabajar la Gimnasia Grafomotriz con alumnos de 3 a 7 años, están disponibles en el apartado de Psicomotricidad, o pinchando en el siguiente enlace: http://www.educacionfisicaenprimaria.es/gimnasia-grafomotriz.html
Se refieren principalmente a las destrezas que deben ir consiguiendo los segmentos superiores: el brazo. Ias manos y los dedos sobre todo. Estas destrezas suponen una motricidad fina adecuada y por tanto que el estadio de la viviencia global del cuerpo, vaya dando paso al estadio de las vivencias segmentarias.
Pero si hay algo importante que destacar en este aspecto es precisamente que la correcta consecución de las habilidades grafomotoras pasa por una serie de fases en las cuales no se puede confundir la actividad con el objetivo final.
Evidentemente podemos observar este proceso:
1ª Fase: Manipulación de las manos y de los dedos de forma lúdica.
2ª Fase: Consecución de destreza y habilidades.
3ª Fase: Coordinación de los movimientos y gestos hábiles.
4a Fase: Instrumentalización de los resultados en función de otros objetivos: el grafismo, la escritura.
Si desglosamos en varios apartados las habilidades grafomotoras, observamos los aspectos siguientes que tipifican su desarrollo e incardinación habituada en el niño.
1. EL ADIESTRAMIENTO DE LAS YEMAS DE LOS DEDOS
Sabemos que la sensibilidad digital tiene uno de los máximos exponentes activos en las yemas de los dedos. Las yemas de los dedos son como los ojos de las manos. Con ellas podemos reconocer al tacto y distinguir perfectamente formas, texturas, grosores, tamaños. Con ellas acumulamos en nuestro cerebro las sensaciones más sutiles: frío, templado, caliente, húmedo, mojado, seco. Con ellas dominamos poco a poco los instrumentos, los objetos.
Las yemas de los dedos necesitan adiestrarse para conseguir esta sensibilidad, fortalecerse para utilizar su fuerza, y relajarse para obtener tonicidad.
Las actividades tipo que trabajan esta actividad grafomotora son muy diversas. En las dos primeras fases de manipulación y destreza son necesarias actividades globales y poco diferenciadas: modelar, rasgar. En las fases siguientes se necesitan ya actividades específicas: tecleos, movimientos propios de cada dedo, especialmente los que deben adiestrarse con mayor precisión: pulgar, índice, medio.
2. LA PRENSIÓN Y LA PRESIÓN DEL INSTRUMENTO
Esta habilidad va encaminada directamente a elaborar los reflejos grafomotores que permiten coger un instrumento para manejarlo y por otra parte dominar el pulso para graduar la presión que se ejerce con él.
Existen fundamentalmente tres actividades tipo que adecuadamente graduadas y diversificadas permiten conseguir este objetivo. Me refiero a las de picado, cortado y cosido.
Es conveniente darse cuenta de que utilizar estas actividades para la elaboración de una habilidad grafomotriz, está muy lejos de la práctica asistemática u ornamental que a veces se hace de las mismas.
El picado y el cortado programados de forma sistematizada constituyen las técnicas instrumentales más eficaces para conseguir las independencias segmentarias más finas: mano, dedos, y para obtener un dominio del pulso que haga posible la fluidez del trazado. Hay que tener en cuenta, no obstante, que debido a su complejidad neurológica, su práctica ha de ser controlada por un límite de tiempo, nunca superior a los treinta minutos, y una frecuencia no mayor a la semanal.
3. EL DOMINIO DE LA MANO
La mano debe estar relajada para cualquier actividad grafomotriz. Una mano tensa bloquea los reflejos neuromotores que deben establecerse, obligando a los movimientos a hacerse completamente rígidos y distorsionados, y por tanto a perjudicar las formas de las grafías.
El niño, ya desde muy pequeño, juega con sus manos. En los primeros años de su escolarización esta actividad lúdica se convierte en un centro de interés extraordinario que debe ser potenciado en toda su amplitud.
Los movimientos de las manos pueden llenarse de significado si se utilizan como expresión gestual de elementos narrativos verbales. En este caso el niño comienza a jugar con significantes y significados lingüísticos, repitiendo su proceso de adquisición de la lengua materna. Este punto de referencia es básico porque atañe a la totalidad del lenguaje y se encadena con procesos anteriores hechos por el niño, que ahora repite en estadios superiores de significación.
4. LA DISOCIACIÓN DE AMBAS MANOS
Disociar las manos es ya especializar las coordinaciones. La escritura exije una correcta disociación de la mano-instrumental respecto a la mano-soporte.
Pero esta habilidad es muy difícil de conseguir. Por eso se precisa una progresión muy afinada de las actividades tipo que se vayan a programar, y sobre todo el trabajo corto y frecuente sobre las mismas, más que el prolongado y distante.
Al mismo tiempo, las motivaciones lúdicas o musicales son imprescindibles para obtener agilidad y corrección.
5. LA DESINHIBICIÓN DE LOS DEDOS
La especificación de las habilidades grafomotoras que estamos relatando son, en suma, la concreción clara del proceso desinhibición-inhibición.
En cada una de ellas estas dos dimensiones se han tenido en cuenta. Pero es importante llegar a una mayor desinhibición de los dedos, porque podríamos decir que son los instrumentos más inmediatos en la actividad grafomotriz.
Desinhibir los dedos significa que tengan consistencia en sí mismos, que adquieran agilidad y que pueda vivirlos el niño como una parte importante de su cuerpo, con la cual podrá realizar miles de actividades finas. Una de ellas es la escritura que le permitirá comunicarse.
6. LA SEPARACIÓN DIGITAL
Los movimientos de separación de los dedos son especialmente necesarios para vivenciar sus posibilidades y sus limitaciones. La separación longitudinal y la separación transversal tienen como objeto conseguir este objetivo.
Más tarde, el niño puede instrumentalizar esta habilidad mediante la expresión gestual. Pero en todo momento se asegura una buena movilidad digital para la consecución grafomotora.
7. LA COORDINACIÓN GENERAL MANOS-DEDOS
Todas las habilidades grafomotoras deben llegar a una perfecta coordinación de las manos y los dedos y a conseguir la tonicidad necesaria para inhibir unos músculos mientras los otros están relajados.
La coordinación hace posible que se lleguen a instrumentalizar todas las habilidades en función de la actividad grafomotora o en función de cualquier otra actividad manual.
La coordinación lleva a la armonía de los movimientos y por lo tanto obtiene como resultado la fluidez y la personalización del grafismo que son elementos esenciales para poder llegar a una seguridad en la comunicación escrita.
(Sacado del libro “Grafomotricidad. Enciclopedia del Desarrollo de los Procesos Grafomotores” de María Dolores Rius Estrada)
Todos los ejercicios para trabajar la Gimnasia Grafomotriz con alumnos de 3 a 7 años, están disponibles en el apartado de Psicomotricidad, o pinchando en el siguiente enlace: http://www.educacionfisicaenprimaria.es/gimnasia-grafomotriz.html